A niveles sutiles favorece a la conexión de lo sensual con lo emocional en la persona.
Cuando los indios de las lejanas tribus quieren describir y expresar la grandiosidad de algún suceso usan el recurso de repetir la misma palabra dos veces. Si aplicamos el mismo principio, entonces Ylang Ylang vendría a significar algo así como “El increíble Ylang”. El Ylang manifiesta una hermosa presencia de flores bellas con seis pétalos, cuya composición mágica brindada por la madre naturaleza recuerda a una estrella de mar.
Un respiro exótico
Imagínense un lujoso balneario de ambiente exótico y pinceladas de sensualidad, esto es lo que representa el interior de la esencia de Ylang. O, dicho de otra manera, esto es algo que podrían recrear en sus casas con unas gotitas de esencia junto con aceite de almendras, aplicándolo suavemente sobre la piel, generando de este modo un profundo efecto de regeneración del tejido y de sensación de tranquilidad.
Los efectos terapéuticos del Ylang en la piel son excepcionales, penetran profundamente en la epidermis y la tonifican con gran eficacia. A su vez, el propio aroma del Ylang nos transporta a lejanas tierras tropicales ofreciéndonos un estado de liberación y ascensión, similar al que se puede sentir cerca de la orilla del mar.
Ebriedad floral
Uno de los lugares donde más favorece la esencia de Ylang es en el sistema hormonal; el aceite regula la función de la hipófisis, y es un añadido que con frecuencia se incluye en la composición para armonizar los ciclos femeninos. A niveles sutiles favorece a la conexión de lo sensual con lo emocional en la persona. Así complementa el vacío emocional, y con su olor floral despierta nuestros sentidos uniéndose con la sexualidad, fomentando de este modo la energía vital y el bienestar interno.
El aceite de Ylang ya lo usaban nuestros ancestros como afrodisiaco, profundizando en la parte íntima y la compenetración de las almas entre pareja. En otros casos, también puede ser usado como medicina sutil para liberar bloqueos inconscientes relacionados con este campo.
Un perfume de lujo
En el mundo de los perfumes y las esencias, Ylang tiene su puesto más que justificado. Su aroma floral embriagante y seductor transmiten a los perfumes franceses un aire coqueto.
Según la pirámide olfativa, la estructura de los perfumes se compone de La cabeza (el primer olor que emana el perfume), el corazón (la identidad del perfume y el aroma que más perdura en la piel) y la base (el olor restante del perfume tras un uso prolongado), esta es la estructura de los perfumes, donde la sinergia de las partículas básicas resurge en un olor aromático único siendo el Ylang, concretamente parte del corazón, otorgándole un papel principal en la composición.
No es casual que famosos perfumes, como por ejemplo el Coco Mademoiselle de la casa Chanel este hecho con esencia de Ylang. Ahora, ya no hay excusas, todo tenemos al alcance un poco de lujo añadiendo unas gotas a un aceite base y aplicándolo suavemente, ya sea en la muñeca o detrás de la oreja, para disfrutar del mágico y embriagante olor del Ylang.
Naturalmente feliz
Al Ylang también se le conoce como el “aceite del niño interior”, su aroma ayuda a conectar con nuestra inocencia, naturalidad y espontaneidad, sensaciones que afloran cuando sentimos y actuamos a través del corazón, tal y como lo haría la sencillez de un niño.
Es un aroma liberador, favorece a sanar las heridas emocionales profundas acumuladas con el tiempo, ayuda a que estas fluyan y podamos sentirnos alegres y capaces de vivir sin limitaciones, pudiendo de esta manera avanzar reconociendo nuestra naturalidad, y ofreciendo al corazón una sanación tanto física como espiritual.
Ing. Nela Danková; traducido por Ing. Leo Franek